Entre los pigmentos, los más comunes son las acuarelas, témperas, acrílicos, pasteles y óleos, y la pintura se suele realizar sobre una superficie con diversas características de textura y absorción como puede ser un lienzo de tela, un papel, un muro y otras.
Además de las distintas técnicas, la pintura puede ser representativa (buscar la representación más o menos fiel del objeto) o abstracta (que no busca ser precisa en la representación, sino que opera a través de lo simbólico). La pintura puede tener una búsqueda puramente estética como objetivo, pero también puede reflejar aspectos simbólicos, políticos, socioculturales y de todo tipo. Puede hacerse con un modelo vivo o tomando como referencia un paisaje real, o también crearse a partir de una idea mental.
A lo largo de la historia, la pintura ha evolucionado a través de diversos estilos. Desde, por ejemplo, el arte rupestre prehistórico que se llevaba a cabo a través de la impresión de pigmentos en superficies como piedra o rocas, pasando por el arte de la Edad Media, el alcance de la perspectiva en el Renacimiento, hasta llegar a las vanguardias del siglo XX y el arte contemporáneo con sus corrientes representativas y sus corrientes abstractas que experimentaron con distintos componentes, características y estilos.
No hay límites claros para determinar qué es arte y qué no, y de la misma forma la pintura extiende su alcance, ya que no necesariamente debe ser realizada con un pincel sobre un lienzo, sino que también podemos llamar pintura a un dibujo, un graffiti o hasta el arte digital que se produce por medio de las computadoras.